lunes, 9 de agosto de 2010

Expedicion al Tibet

La Expedición Nazi al Tibet

ImageErnst Schäfer, cazador alemán y biólogo, participó en dos expediciones al Tibet, en 1931-1932 y en 1934-1936, por deporte e investigación zoológica. El Ahnenerbe le patrocinó una tercera expedición (1938-1939) ante la invitación oficial del Gobierno Tibetano. La visita coincidió con los renovados contactos Tibetanos con Japón. Una posible explicación de la invitación es que el Gobierno Tibetano deseaba mantener relaciones cordiales con los japoneses y sus aliados alemanes como contrapeso contra los británicos y chinos. Así, el Gobierno Tibetano dio la bienvenida a la expedición alemana en la celebración de Año Nuevo (Losar) de 1939 en Lhasa.

En Fest der weissen Schleier: Eine Forscherfahrt durch Tibet nach Lhasa, der heiligen Stadt des Gottkönigtums (Festival de los Pañuelos de Gasa Blancos: una Expedición científica a través del Tibet hasta Lhasa, la Sagrada Ciudad del Reino de Dios) (1950), Ernst Schäfer describió sus experiencias durante la expedición. Durante las celebraciones, escribió, el Oráculo Nechung advirtió que aunque los alemanes traían dulces regalos y palabras, el Tibet debía ser cauteloso: el líder alemán es como un dragón. Tsarong, el anterior director militar pro-japonés del Tibet, trató de suavizar la predicción. Dijo que el Regente había oído mucho más del Oráculo, pero que él mismo no estaba autorizado a divulgar los detalles. El Regente reza a diario para que no haya guerra entre los británicos y los alemanes, ya que esto tendría terribles consecuencias para el Tibet también. Ambos países deben comprender que toda la gente de bien debe rezar por lo mismo. Durante el resto de su estancia en Lhasa, Schäfer se encontró a menudo con el Regente y hubo una buena compenetración.



Lo que buscaban los nazis en el Himalaya...

Ninguna expedición de la Ahnenerbe ha dado tanto que hablar como la que emprendieron, antes del inicio de la guerra mundial, un grupo de cinco investigadores alemanes acompañados por 20 voluntarios de las SS. Para algunos presuntos "especialistas" del esoterismo no habría duda de que las SS iban en busca de un contacto con el "Rey del Mundo", otros pretenden que indagaban sobre la "puerta secreta que abría la ruta de Agartha"...

¿OBJETIVO ARQUEOLOGICO O ESOTERICO?

La expedición en cuestión parece ser que también llamó la atención de las autoridades aliadas que en el proceso de Nuremberg inquirieron en varias ocasiones sobre este asunto. Poco pudieron aclarar.

Realizada en el marco de las actividades de la Ahnenerbe, estuvo dirigida por el Standartenfhürer Schaeffer y, según han escrito algunos investigadores, se trataba de "estudiar los orígenes de la raza nórdica". El mismo Julius Evola que conoció perfectamente los entramados esotéricos de la periferia del nazismo, albergó una pobre idea de tal expedición. Escribe: "Las SS organizaron una expedición al Tíbet, con fines alpinistas y etnológicos, y una expedición a la Antártida, con fines, según parece, de exploración y también para estudiar la eventual creación de bases militares. Según interpretaciones fantasiosas, la primera expedición habría buscado una relación con un centro secreto de la Tradición, la otra habría tendido a un contacto con la Thule hiperbórea oculta".

Evola se refiere a la expedición al Polo Sur que ha desatado la imaginación calenturienta de algunos escritores; tal expedición va siempre unida a la teoría presuntamente defendida por los nazis, según la cual la tierra sería un planeta hueco y nosotros habitaríamos en el interior... En los documentos oficiales del régimen y en aquellos trabajos investigativos realizados con seriedad, jamás se encuentra alusión alguna sobre esta supuesta creencia nazi. Los nazis podían ser fanáticos, racistas, irracionalistas, pero no eran unos cretinos.

Sin embargo, por lo que se refiere a la expedición al Tíbet las cosas son sensiblemente diferentes y la explicación se nos antoja menos simple de lo que cree Evola.

En la expedición al Tíbet existía un interés arqueológico y antropológico, pero no olvidemos que parte de las actividades de la Ahnenerbe se centraban en el estudio de las leyendas y las tradiciones y un desplazamiento de cinco científicos SS al Tíbet, secundados por una escolta, solamente podía estar interesada en los mitos y las leyendas tibetanos, el más importante de los cuales el relativo al "Rey del Mundo", el "chakravarti" o "Señor de la Rueda". Quince años antes de la expedición, un occidental llevado por las peripecias de la revolución rusa, Ferdinand Ossendowsky, narraba sus aventuras en un libro notable titulado "Bestias, Hombres y dioses", en el que hacía referencia explícita al Rey del Mundo y certificando que el Barón Unger Khan von Stemberg había recibido a los emisarios del mismo y asegurando que el Dalai Lama tenía contactos similares. Podemos interpolar aquí el dato recogido personalmente en las proximidades de una comunidad budista europea cuyo instructor, un lama tibetano ya fallecido y suficientemente conocido en medios budistas occidentales, estaba en posesión de una flor de Shambala. ?A dónde nos lleva todo esto? a demostrar que en el Tíbet era en donde la tradición del Rey del Mundo estaba más viva, o lo que equivale a decir, que la tradición tibetana estaba en condiciones de renovar los contactos de Occidente con ese centro supremo, oculto desde finales de la Edad Media (cuando se produjeron los últimos ecos de la leyenda del Preste Juan y los Rosacruces se retiraron hacia el Este).

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