El Conde Gobineau en su ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, Joseph Arthur Gobineau afirma que cuestión étnica no sólo domina todos los problemas de la historia, sino que, además, es su principal motor. Para demostrarlo, explica el destino de los pueblos a través de la diversidad de razas que forma una nación; estudia las consecuencias que, en cada país, tuvo el establecimiento de los pueblos que allí se instalaron, y, tras admitir que existen razas fuertes y débiles, se fija en el comportamiento de las primeras. Así, asciende por el tronco de las genealogías hasta alcanzar un punto de partida común a todas. Respecto a las creaciones humanas (ciencias, artes, civilización), todo cuanto de noble, de grande y de fecundo existe sobre la tierra, es alza de un germen único, pertenece a un solo pensamiento, a una sola familia, cuyas ramas se extendieron por toda la tierra e impusieron su dominio. Tras este estudio, el autor llega a la siguiente conclusión axiomática: el valor de una raza humana está en función de sus diversos componentes. Los progresos y los retrocesos de una sociedad so
n consecuencias de sus mezclas: cada vez que absorbe elementos inferiores, sufre un retroceso. Por ello, en bien de la superioridad racial, conviene evitar toda contaminación con elementos inferiores (pueblos vencidos). Pues la caída de una civilización tiene una sola causa: la alteración de su pureza original por la asimilación de factores de disgregación. Éste es el caso de los Arios, antaño siempre dominantes, quienes – por desgracia – cada vez que sometían a un pueblo se mezclaban con él. En esas mezclas, los arios han perdido su pureza. Sólo quedan hoy algunos rarísimos ejemplares de arios puros, a los que el conde de Gobineau llama ¨hijos de rey¨. Se distinguen estos por su amor a la soledad, por la fuerza y suavidad de su espíritu, por la generosidad de pensamientos, que les impulsan a seguir los caminos de la belleza, del honor y del sacrificio, cosas todas ellas detestables para los demás seres vulgares. Finalmente, la raza que conserva aún esas características, para Gobineau, la raza germánica, cuya fuerza puede todavía operar de modo encomiable.
Para Joseph Arthur Gobineau, la raza fuerte moderna es la de los arios, que él identifica con los belgas, franceses del norte e ingleses. Alfred Rosenberg, establece, en El Mito del siglo XIX, las bases inmediatas del sedicente ¨nuevo orden europeo¨ asentado en la hegemonía germana.
"Estoy convencido de que las cuestiones raciales ensombra todos los demás problemasde la historia, que es la clave para todos ellos y que la desigualdad de las razas, cuya fusión crea la gente, es suficientepara formular su destino conjunto"
Joshep Arthur de Gobineau