El origen de Hiperbórea se halla en los límites del tiempo, cuando en el cielo hubo una confrontación entre Jehová, dios del mundo material, y las huestes espirituales de Lucifer. En esta contienda cósmica se produjo la “traición de los Traidores Blancos”. Mediante esta estrategia, encadenando la consciencia divina en el mundo, Jehová trata de dar entidad a su mundo ilusorio. Jehová necesita del elemento divino pero sometido a su designio.
En consecuencia, a raíz de esta situación, el espíritu quedó encadenado en la materia y el alma del mundo, dando lugar a una estirpe de semidivinos. Esta estirpe se hallará desde entonces entre dos mundos y en medio de una terrible confrontación cósmica. Tratando de ayudar a sus hijos semidivinos, los Dioses Blancos crean Hiperbórea, un territorio libre del mundo desde el que luchan para rescatar a los suyos de la cárcel de la materia.
Hiperbórea estaba situada más allá del océano boreal y aislada del mundo, según una versión del mito, por una muralla de constitución vítrea. En otras versiones la muralla mágica era de piedra, al estilo de las construcciones ciclópeas del mundo antiguo. Gracias a esta separación, la pureza racial no estaba amenazada y podían vivir en armonía. Cuando los dioses hiperbóreos hubieron de partir para retornar más allá de las estrellas, antes de marchar dejaron en la tierra un objeto especialmente sagrado: el Gral o Grial. Este objeto, la esmeralda de la Corona de Lucifer, tiene la virtud de permitir a los espíritus caídos mantener el vínculo con el mundo de los dioses.
Tras un cataclismo planetario, Hiperbórea desapareció y aquella eterna primavera ártica dio paso a un clima frío e inhabitable. Los descendientes de los arios que quedaron sobre la superficie de este planeta hubieron de emigrar hacia regiones más al sur. Así, los arios emigrarían fundando la legendaria civilización del Gobi, en el Asia y migrando también hacia Escandinavia. Los innumerables restos de fauna congelada en las islas árticas hoy inhabitables, como la isla de Vrangelja (Vrangel), al norte de Siberia, en pleno Océano Ártico, así como los yacimientos de carbón de las islas árticas como Spitsberg (Noruega), son la demostración de que en otro tiempo aquellas tierras polares, hoy inhabitables, fueron lugares de naturaleza exuberante. De esta manera, la Patria original de los arios sería sepultada por los hielos polares
Salve Lucifer!
Salve Hiperborea!
Eterna tierra de Arios!
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